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Tiempo para Pausar y para Agradecer

Tiempo para Pausar y para Agradecer

Por: Yolanda Rodríguez León, Ph. D., MTS

En estos días de aislamiento forzado, en el que pueden desencadenarse sentimientos de tristeza, soledad, temor… mucho temor y sensaciones sentidas en el organismo como son los dolores musculares, las molestias de estómago, los dolores de espalda recordemos que podemos aprovechar para hacer todo eso que solemos dejar para después porque no nos da el tiempo y que hoy se convierten en tareas sanadoras del cuerpo y del alma. Algunas sugerencias: 

  1. PAUSA: para los que somos profesionales de la salud, de la conducta… las y los que vivimos atendiendo a otros, hacer una PAUSA es necesario.  Esa PAUSA nos permite prestar atención, disminuir la velocidad, salir del automático en el que vivimos.  Cuando paramos la actividad podemos fijarnos en los diálogos internos, en los patrones de pensamiento que dirigen nuestras vidas, aunque no nos demos cuenta. Si incorporamos la PAUSA a nuestra vida diaria, no solo a la cuarentena…aunque este es un buen momento para empezar, estaremos tomando conciencia de todo lo que tenemos a nuestro alrededor.  La oración, la meditación, el Mindfulness, entro otros, son herramientas poderosas cada día.  Ninguna de ella va en contra de religiones o iglesias; ninguna busca enajenarnos de la realidad… por el contrario, todas buscan el fortalecimiento de la mente y del espíritu.  Todas nos enseñan a reconocer lo que tenemos…lo que nos sucede, como experiencias de vida a través de las cuales podemos crecer, ni no nos resistimos a ellas.  Como cualquier ejercicio requiere conocimiento y práctica.  Existen muchos buenos libros y enlaces de internet que nos pueden ayudar a identificar con cual de estas herramientas resonamos mejor. 
  2. AGRADECER: todos los tiempos son buenos para agradecer.  Aún en circunstancias complejas y de dolor, existen personas que tienen la capacidad de ver lo bueno en aquello donde todos los demás vemos lo malo. Pensemos… ¿a que conocemos a alguien que en medio de los sismos daba gracias por estar vivo, por tener la familia sana, porque nunca les faltó alimentos?  Nuestro grupo de EQ R, visitando las comunidades del Sur, escuchó eso más de una vez. Pensemos otra vez… ¿a que conocemos a alguien que en medio de la enfermedad agradece a quienes lo visitan, a quienes lo llevan a pasear, a Dios por cada día que les permite respirar, aunque está conscientes de que no se va a sanar? Yo sí.  La gratitud es una forma de vida.  Es hacer PAUSA para, desde la consciencia, aceptar el todo de nuestras experiencias…lo que nos gusta y lo que no nos gusta.  Sé que algunos de nosotros recordaremos aquel servicio religioso a raíz de la muerte del compañero y amigo José López de Victoria.  En aquel momento se leyó el Salmo 23… El Señor es mi Pastor, nada me faltará… La persona que dirigía (madre de un participante de José), explicaba que no podemos esperar solo lo bueno de la vida, que los momentos difíciles son parte de lo que nos toca vivir… que tendremos de todo y que de todo aprendemos si tenemos la actitud correcta.  Las experiencias conflictivas y difíciles, con perspectiva y tiempo logran verse con gratitud ya que fueron oportunidades para aprender y crecer. Ahora reflexionemos: ¿qué significa la gratitud para ti?, ¿cómo puede ayudarte?, ¿cómo ponerla en práctica? Anímate y contesta por escrito estas preguntas.  Haz una PAUSA y medita en tus respuestas, sin forzarte…solo escuchándote a ti mismo.  La actitud de vivir en agradecimiento también se tiene que practicar para que se convierta en parte de nuestra vida diaria y para que nos tenga sentido.  No es mágico, requiere perseverancia para ver los resultados de sanación, paz, mejor dormir, mejores relaciones, más optimismo, entre otros beneficios que estudios científicos ya reportan.  Aquí algunas recomendaciones para comenzar: 
  1. Diario de agradecimiento: al final de cada día o al final de cada semana anota al menos 3 cosas por las que te sientes agradecido.  Es una forma de entrenar la mente para fijarnos en lo positivo. 
  2. Mi rincón de la gratitud – identifica un espacio fijo para poner notas, fotos o imágenes que merezcan ser reconocidos y agradecidos.  Ejemplo: el área de estudio o trabajo con recuerdos de cosas importantes en la vida educativa-profesional. 
  3. Recordatorios visuales – listado de cosas buenas en la nevera, auto, etc. 
  4. Vigila lo que dices – el lenguaje determina la naturaleza y el contenido de los pensamientos.  Ser agradecidos requiere estar atentos a lo que conversamos. 
  5. Tener grupo de personas agradecidas – buscar grupo de apoyo comprometidos a practicar la gratitud. Estemos conscientes de las conversaciones y los encuentros dirigidos, principalmente, a criticar ya quejarnos… comencemos a minimizarlo hasta eliminarlo. 
  6. Respirar la gratitud – aflojar el ritmo algunos minutos; respira y repite la palabra “gracias”.  Respirar en sí mismo es algo para agradecer. 

Para finalizar: no esperemos a tener el sentimiento de gratitud para practicar la gratitud.  Nuestra mente está entrenada para fijarnos en lo negativo, hacer lo contrario tomará tiempo.  Así que… aunque no te salga de adentro: inténtalo!, inténtalo!, inténtalo! 

  • Mantengamos el contacto: el no poder vernos o tocarnos, no significa tener que distanciarnos.  ¿Recordamos lo mucho que sufrimos luego de los huracanes por no poder comunicarnos con familiares, amigos, compañeros de trabajo?  Ahora tenemos luz, celulares, internet… ¿nos hemos comunicado con los miembros de la familia que son menos cercanos… le hemos enviado una notita?, ¿hemos establecido contacto virtual con vecinos, sobre todo aquellos que sabemos están solos, son viejos…?  Entre nosotros y nosotras, compañeros de trabajo con los que compartimos a diario, sabemos cómo lo están pasando, sea que vivan con familiares o solos?  En momentos como estos es muy fácil encerrarnos emocionalmente, enfocarnos en nosotros y nuestro pequeño mundo olvidando a otros que, en mejores circunstancias, también son parte de ese mundo.  Hagamos una listita de esas personas que decimos apreciamos y, si no los has contactado ya… hazlo en estos días.  Así el reencuentro físico, ese que esperamos para darnos abrazos. será más real. 

Si pausamos y si agradecemos podremos reencontrarnos con nosotros mismos, reconocer lo que realmente queremos y darle rumbo a nuestras conductas y relaciones diarias.  

Hasta pronto. 

Foto por: Aaron Burden en Unsplash

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